Naydelin Núñez tiene 11 años, es estudiante de quinto grado en la escuela comunitaria San Marcos en Jutiapa, Guatemala y sueña con convertirse en contadora. «Me encantan las matemáticas», dice sonriendo. Como muchas niñas y niños en todo el país, Naydelin ha faltado a la escuela desde que el mundo se cerró debido a la pandemia de COVID-19. Pero recuerda que cuando asistía, su edificio no contaba con suministro de agua. «Siempre había algún problema y el agua es realmente necesaria. Ojalá tengamos agua cuando regresemos a la escuela. Sé que están trabajando en ello».
Durante más de una década, la comunidad de San Marcos enfrentó limitaciones de infraestructura que impidieron el acceso generalizado al suministro de agua, afectando en particular a los niños en edad escolar. La falta de acceso a este recurso esencial contribuyó a la deserción escolar en la región, además de los riesgos de salud y enfermedades transmisibles.
Si bien la disponibilidad de agua es un problema con impactos visibles en San Marcos, es de proporciones globales. Una de cada nueve personas carece de acceso a agua potable limpia y segura en todo el mundo, y aproximadamente el 40% de la población mundial, o alrededor de tres mil millones de personas, no tiene acceso a instalaciones para lavarse las manos con agua y jabón en el hogar. Este número aumenta al 75% en los países menos desarrollados, lo que afecta a aproximadamente 900 millones de niños.
Actualmente, el acceso a la infraestructura para el suministro de agua y saneamiento nunca había sido tan importante, no solo para combatir la pandemia de COVID-19, sino para prevenir una variedad de otras infecciones, reducir los efectos nocivos relacionados en la atención médica, la seguridad alimentaria y la educación, y salvar millones de vidas. Con tantas regiones y economías bajo presión, las nuevas asociaciones entre los actores organizacionales se están convirtiendo en vehículos esenciales para brindar apoyo vital a personas de todo el mundo, incluyendo a los estudiantes como Naydelin y las familias que más necesitan ayuda.
Bajo una nueva alianza, UNICEF y Orbia han unido esfuerzos para entregar recursos de agua y saneamiento a zonas altamente necesitadas en todo el mundo. Al suministrar sistemas de tuberías y estaciones de lavado de manos sin contacto a personas de Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Perú, India y Sudáfrica que generan suficiente agua y jabón para la vida diaria durante la pandemia, muchas vidas han cambiado para siempre.
Rediseñando las tuberías de acceso al agua
En San Marcos, los grupos de interés de la comunidad habían estado tratando de resolver los problemas del agua desde 2005, cuando diseñaron por primera vez un sistema de pozo, tanque, bomba y tubería para llevar agua potable a sus escuelas, centros comunitarios y, en última instancia, a sus ciudadanos. Desafortunadamente, los problemas persistieron en términos de carga y demanda del sistema, agravados por el hecho de que el agua tenía que recorrer más de 800 metros desde el pozo hasta el tanque. Jesús Maeda Díaz, un líder comunitario de El Pino, dijo que «el tanque de agua tardaba mucho en llenarse, hasta 12 horas, lo que aumentó drásticamente los costos de electricidad». Añadió que «las tuberías se rompían cada 8 a 15 días. Durante 11 años tuvimos estos problemas y la gente estaba cansada de hacer reparaciones».
Beatriz Barahona, maestra en la escuela San Marcos, reconoció el impacto que tuvo la falta de agua en la asistencia y el bienestar de sus alumnos. «Desde 2008, cuando comencé a trabajar aquí, tuvimos problemas con el agua. Esto influyó significativamente en la asistencia a clases. Debido a la falta de agua potable en la comunidad, los padres necesitaban el apoyo de sus hijos para buscar agua para uso doméstico y, dado que el pozo se encontraba lejos, algunos niños no podían asistir a clases. Los alumnos que asistían a la escuela no tenían agua para los baños ni para lavarse las manos», explicó Barahona.
Para ayudar a UNICEF a entregar los recursos de saneamiento esenciales por el COVID-19, Orbia apoyó con la adquisición de 135 tuberías nuevas y de mejor calidad para cubrir la distancia entre el pozo y el tanque para proporcionar agua potable segura a más de 300 familias en San Marcos. «Ha sido una gran bendición», subrayó Díaz.
La esperanza de toda la comunidad está en saber que la escuela pronto tendrá agua, y con un poco de suerte, antes de reabrirla.
Potenciando estaciones de lavado de manos y la confianza de los estudiantes en Jajpur, India
Jajpur, en Odisha, es uno de los 10 distritos de la India que registró el mayor número de casos de COVID-19. Sania Akhtar y Sofia Parveen son estudiantes de tercero de secundaria que asisten a la escuela secundaria Barahambada en Jajpur, entre otras 500 niñas de primaria y secundaria. Inicialmente, sus familias no querían enviar a sus hijas a la escuela por razones de seguridad, pero como vieron que las niñas se desempeñaban bien, se alegraron de que las estudiantes entusiastas continuaran.
«Me siento feliz de estudiar en mi escuela», dijo Sania, quien espera integrarse a los Servicios Administrativos de la India en el futuro. «La escuela me ha dado confianza».
El 80% de los estudiantes de Barahambada son hijos de agricultores, mineros y jornaleros, y tienen que buscar agua varias veces al día desde una bomba manual distante para uso esencial, sin acceso domiciliario a ella. Bajo estas circunstancias, lavarse las manos nunca había sido una práctica habitual, pero la pandemia ha cambiado las prioridades hacia la seguridad y el saneamiento.
Aunque Barahambada ha estado cerrada durante muchos meses debido al COVID-19, el edificio administrativo se ha mantenido abierto y en funcionamiento. Ocasionalmente, se ha invitado a estudiantes como Sania y Sofia a regresar en circunstancias especiales, como para recoger certificados de exámenes. Si bien la escuela cuenta con suministro de agua por tubería, no tenía una infraestructura de saneamiento adecuada antes de la pandemia.
Orbia y UNICEF instalaron una estación de lavado de manos sin contacto en la escuela que requiere poco mantenimiento, es confiable y fácil de usar. La estructura operada por pedal consiste en un dispensador de jabón y agua corriente desde un tanque de 500 litros en el techo: suficiente para usar durante todo un día escolar junto a carteles que muestran las técnicas adecuadas para lavarse las manos.
Este tipo de estación es una innovación en sí misma, así como una experiencia educativa experimentada por primera vez por muchos estudiantes, y cobra aún mayor relevancia para crear nuevos hábitos de saneamiento a medida que se suavizan las medidas restrictivas.
Sofia dice que ha estado enseñando a sus hermanos sobre las diversas etapas del lavado de manos adecuado, llevando las lecciones aprendidas a casa.
Si bien el futuro del agua sigue siendo un reto global por resolver, la solución de los problemas inmediatos de saneamiento puede comenzar cuando se abre el acceso y se comparte el aprendizaje sobre prácticas saludables en entornos seguros entre la próxima generación. Tener acceso al agua en las escuelas es un paso fundamental para crear entornos de aprendizaje saludables y exitosos.
De manera profunda, este es el trabajo que está abriendo un canal de oportunidades.
Haga clic aquí para obtener más información sobre la labor que Orbia y UNICEF están haciendo juntos para abrir el acceso a los recursos de agua y saneamiento en todo el mundo.