Cuando Pavco-Wavin se dio cuenta de que necesitaba un nuevo proveedor de uniformes, se sorprendieron de que la solución estuviera a la vuelta de la esquina.
Ofelia Hurtado Muñoz formaba parte de un pequeño grupo de mujeres de Santander de Quilchao que decidió utilizar sus habilidades de costura para crear el grupo Mulata Confecciones, una empresa de confección de uniformes y ropa de trabajo para negocios y escuelas. Menos de una década después, se han convertido en uno de los proveedores más valiosos de Pavco-Wavin.
Históricamente, ha sido difícil para la región del Cauca mantener trabajos de calidad y el sustento para su gente. La mayoría de los trabajos están mal pagados y son estacionales, lo que significa que es difícil que las familias prosperen. Desde siempre, el cultivo más importante ha sido la caña de azúcar, pero en los últimos años, el mercado del azúcar se ha contraído significativamente.
Durante cientos de años, las madres en los pequeños pueblos y aldeas de la región han enseñado a sus hijas a coser. Por ello, no supuso una sorpresa para nadie que muchas de ellas utilizaran esa habilidad para hacer un poco más de dinero. Lo que sí resultó sorprendente fue la decisión de algunas de esas mujeres para establecer un sistema más formal que les permitiera trabajar juntas para competir por el trabajo de empresas más grandes.
Ofelia explicó cómo se fraguó la idea de que el grupo comenzara a proporcionar formación. En la época en que trabajaban en una plantación de guayaba, decidieron Contacto de Pavco-Wavin. En palabras de la propia Ofelia:
«Sabíamos cómo hacer ropa, porque esa actividad se ha transmitido de generación en generación. Cada una de nosotras hacía ropa para otras personas, desde uniformes escolares hasta ropa formal, pero no sabíamos cómo distribuirla en grandes volúmenes. No sabíamos nada sobre la gestión de un negocio. Aparte de coser, necesitábamos formación para aprender a manejar un negocio real, y Pavco-Wavin se encargó de proporcionarla. Aprendimos contabilidad básica y mantenimiento de registros, así como cuestiones relativas a la oferta y la demanda, gestión de existencias y facturación».
De hecho, una de las principales dificultades a las que se enfrentaban las mujeres era el periodo de facturación. Es habitual que las grandes empresas insistan en mantener plazos de pago de 30, 60 o incluso 90 días. Para una empresa, eso no supone un problema, pero para un pequeño proveedor que tiene que invertir en existencias y sufragar gastos generales, este aspecto puede ser la diferencia entre el éxito o el fracaso.
La paciencia y el compromiso se traducen en beneficios y empoderan a las mujeres locales
Las mujeres del grupo Mulata Confecciones estaban dispuestas a trabajar duro, ya que eran conscientes de los beneficios a largo plazo que esto representaba. Reconocieron las oportunidades que tenían a su alcance y decidieron aprovecharlas.
«Nuestra vida personal y familiar cambió mucho porque ya somos mujeres más empoderadas en el sentido de que tenemos la oportunidad de generar ingresos y mandar a nuestros hijos a la escuela. Muchas de nosotras también tuvimos la oportunidad de mejorar o construir nuestros hogares. También cambia nuestro estilo de vida porque ya tenemos nuevos ingresos, ya sabemos que la negociación traerá mejoras para todas, y el día de mañana podré comprar algo que antes no podía porque el presupuesto familiar era muy chiquito. Y nuestros hijos no tienen que pensar en cómo vamos [las madres] a darles estudios... pagar por servicios y cosas así. Es un cambio muy significativo porque se puede terminar con esa cadena de necesidades urgentes, nos aporta bienestar emocional y económico, y también cambia nuestra forma de pensar».
¿Qué les depara el futuro a estas mujeres emprendedoras?
Las mujeres de este grupo están muy agradecidas con Pavco-Wavin por el oportuno asesoramiento y el apoyo que han recibido, por el espacio que les ha proporcionado para realizar su trabajo y por los encargos continuos que reciben.
Ofelia resumió muy bien su futuro de la siguiente manera:
«Tenemos una forma de trabajar nada convencional en comparación con otras empresas de confección, porque desde el inicio de la empresa trabajamos cada una desde nuestra casa y buscamos a otras personas que nos ayuden en la producción porque la idea es generar más empleo. Por ejemplo, damos trabajo a las empresas a las que compramos los suministros. Las bendiciones y el trabajo deben compartirse».